20091222

volvió el blog, volvió el verano

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Éramos más livianos,

cuando el sol, hinchado
en la gloria de los días
de marzo, inclinado a besar
piel confundida con arena, sal
y miles de cuerpos calientes, caídos.
Como la caricia de la espuma,
se retuerce y golpea
la orilla, una y otra vez más,
como días y noches,
todo arrinconado
en la paciencia del tiempo
la memoria.

Ahora ya no te viene
bien ninguna
y hasta lo bueno
parece malo
cuando te acercás
a sosternerlo.



¿Escuchás
el ruido ciego de los motores
que aceleran cuando cambia
el color del horizonte?


La flor de cemento
no chupa
agua ni sangre
ni nada
que se parezca.
Se entrega a la forma
del viento y la lluvia,
abandona su piel
al diálogo con los hombres,
esos enanos que corren
por la avenida con pasión
calculada, desierta.

La cartografía te hizo un mundo
pequeño, agachado.

Y arrancás el rosario
de las noches, para abandonar
lugares donde nunca
la sombra fue más ancha
que tu perdón.


¿Escuchás
la profundidad de los muebles
que se arrinconan humanos
entre tu pecho vacío
y una nada rendida
al movimiento cruel de la luz
y la interrogación?


¿Escuchás?


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