esos que creen estar
en el borde de algo
y en realidad sueñan
con un centro luminoso
hecho de carne
y fuego.
Abrimos un mundo
recostados sobre el silencio
de los objetos y las ideas
o el movimiento ebrio de
la historia: un destino de
lo pequeño e inevitable:
hay animales muertos
al costado de la ruta
amarrados, hundidos
y un torbellino de moscas y
un zumbido desesperado y
luces que se deslizan
con la suavidad viva
del acontecimiento y
también hay animales
muertos
que recorren las calles del pueblo
y arrastran con su sombra
el ronquido de una memoria
arrasada,
se llevan a sí mismos
se arrastran como lo vivo
porque hay animales
muertos sobre la ruta
y lo pequeño se hincha con cada golpe
hasta ser demasiado
tanto que nunca es
suficiente.
Un poema y una galaxia
miden el tamaño
de su vacio
y los animales que gritan
cuando mueren / conocen
un placer
donde nunca volver.
.
2 comentarios:
Uhh qué buen poema flaco!!!
gracias
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